El blog del Dr. Ruiz de Erenchun
Día del Cirujano: lo que no se ve detrás de una cirugía plástica
Dr. Ruiz de Erenchun Purroy
Cirugía Plástica, Estética y Reparadora
Colegiado nº 3106556
Hoy, con motivo del Día del Cirujano, quiero escribir unas líneas no para hablar de técnicas, resultados o procedimientos, sino para hablar de nosotros. De quienes estamos detrás del bisturí, de quienes acompañamos a cada paciente en uno de los momentos más importantes (y emocionales) de sus vidas.
Soy el Dr. Ruiz de Erenchun, y ejerzo como cirujano plástico en Quirónsalud Bilbao. Y aunque llevo años operando, nunca dejo de recordar que cada caso es único. Cada paciente llega con una historia, con inseguridades, con ilusión, a veces con miedo… y confiarme su cuerpo no es poca cosa.
Ser cirujano plástico va mucho más allá del quirófano
Muchas veces, cuando se habla de cirugía plástica, se piensa solo en resultados estéticos: un pecho más armónico, una nariz más proporcionada, un rostro rejuvenecido… Pero muy pocas veces se habla de lo que implica este trabajo desde dentro.
La cirugía plástica no es solo técnica ni precisión. Es también escucha, empatía y responsabilidad.
Es tomar decisiones basadas en lo que es mejor para la salud y la seguridad de cada persona.
Es poner límites cuando algo no es conveniente, y ser honesto aunque eso a veces implique decir «no».
Y eso, para mí, también forma parte del acto quirúrgico.
El momento previo: donde empieza todo
Las consultas previas a una cirugía son el verdadero punto de partida. Es ahí donde se crea la confianza. Donde yo evalúo las necesidades reales (más allá de lo que la persona cree necesitar), y donde detecto si el deseo de operarse parte de un lugar sano.
Por ejemplo: alguien puede venir queriendo una rinoplastia “para parecerse a alguien”, o un aumento de pecho porque “lo necesita para sentirse bien”. Mi labor ahí no es solo valorar si técnicamente es posible, sino también si emocionalmente es adecuado.
En Quirónsalud Bilbao, el enfoque siempre es integral. No se trata solo de operar bien, sino de operar con sentido.
El acto quirúrgico: cuando el mundo se detiene
Una vez comienza la cirugía, el tiempo se detiene. El quirófano es un lugar donde no hay espacio para distracciones ni para el ego.
Hay solo concentración, respeto por el cuerpo y trabajo en equipo.
Y aunque pueda parecer rutinario, cada intervención es distinta. No hay dos abdominoplastias iguales. No hay dos pechos idénticos. No hay dos expectativas similares.
Por eso, el plan quirúrgico debe ser tan individualizado como cada paciente. Y el trabajo debe ser milimétrico.
Cuando me preguntan por qué sigo sintiendo la misma emoción cada vez que entro al quirófano, la respuesta es clara: porque sé que lo que hago ahí puede transformar profundamente la autoestima y la calidad de vida de una persona.
La parte invisible del postoperatorio
Tras la cirugía viene algo igual de importante: el acompañamiento.
Porque sí, las horas en quirófano son determinantes, pero la recuperación también lo es.
No basta con operar y desaparecer. Por eso siempre insisto tanto en los controles, en las revisiones, en las curas… en estar presente.
Y en eso, trabajar dentro de Quirónsalud Bilbao, me aporta una ventaja enorme: tengo a mi disposición un entorno hospitalario de primer nivel, un equipo de profesionales impecable y todos los medios para garantizar la máxima seguridad en cada paso del proceso.
Lo que no se ve: decisiones, emociones y vocación
Ser cirujano plástico no es solo tener una buena mano. Es también tener cabeza.
Detrás de cada cirugía hay muchas decisiones que no se ven: desde la elección de la técnica más adecuada hasta el tipo de anestesia, la cicatriz más discreta, el abordaje menos invasivo…
Y también hay emociones. Las del paciente, claro, pero también las nuestras.
Porque hay días que nos quedamos dándole vueltas a un caso complicado. Porque hay historias que te marcan. Porque ver llorar de alegría a una paciente al verse por primera vez en el espejo no se olvida.
Esta profesión es exigente, pero profundamente humana.
El valor de estar en buenas manos
Quiero aprovechar también para recordar algo importante: en cirugía plástica, no todo vale.
Por mucho que se haya popularizado y que veamos constantemente resultados en redes sociales, sigue siendo una rama médica, con sus riesgos, sus protocolos y su seriedad.
Por eso, elegir un cirujano con experiencia, que opere en un entorno hospitalario adecuado, y que tenga un enfoque ético, no es un lujo. Es una necesidad.
En mi caso, tengo la suerte de poder ejercer en un centro como Quirónsalud Bilbao que reúne todos esos requisitos y me permite dar a cada paciente la atención que merece.
Hoy, más que nunca, gracias
Así que en este Día del Cirujano, solo puedo dar las gracias.
Gracias a mis pacientes, por su confianza.
Gracias a mi equipo, por acompañarme en cada paso.
Gracias a los compañeros que me inspiran, enseñan y retan a seguir creciendo.
Y gracias a esta profesión, que aunque a veces es dura, es también profundamente gratificante.
Ser cirujano plástico no es simplemente “hacer cambios”.
Es acompañar procesos. Es respetar cuerpos. Es cuidar personas.
Y es, sobre todo, una forma de vivir con responsabilidad, técnica y mucha humanidad.
Nos seguimos viendo en consulta, en quirófano… o aquí, entre palabras.